LA ESTRUCTURA DEL ADN (A-T-G-C)
La vida y todo lo que somos se forma con tan sólo 4 letras: A,T,C y G.
Son la base del código genético y determinan características de cada ser
humano.
La historia del ADN comienza en 1869 cuando el químico alemán Friedrich
Miescher extrae una sustancia blanca del núcleo de células humanas y de
los espermatozoides de peces cuya proporción de nitrógeno y fósforo no
se había detectado en ningún otro compuesto constituyente de las
células. Miescher la llamó nucleína
debido a que pensaba que estaba vinculada al núcleo de la célula. La
nucleína tenia un carácter ligeramente ácido y por eso se le comenzó a
llamar ácido nucleico.
Después de 50 años,
los ácidos nucleicos reciben la atención del bioquímico P. A. Levene
que
determina sus estructuras básicas. Levene encuentra
que el ADN y el ARN están formados por tres componentes: un azúcar de
cinco carbonos (pentosa); un grupo fosfato, PO42-;
y una base nitrogenada. El azúcar era
desoxirribosa para el ADN y ribosa para el ARN mientras que
las bases
nitrogenadas podían ser: adenina; guanina; timina; o citocina en el
ADN; el ARN contiene uracilo en lugar de la timina. Debido a que a groso modo los
tres
componentes están en iguales proporciones, Levene concluye
acertadamente que el ADN, así como el ARN son moléculas formadas por
unidades que se repiten de esos tres componentes. Las unidades
consisten en el azúcar acoplada a un grupo fosfato y a la base, y se
les denominó nucleótidos.
Con el transcurso del tiempo, las mejoras en las técnicas de
análisis químico proporcionan la posibilidad a Erwin Chargaff de demostrar que Levene estaba equivocado, y que las
proporciones de los cuatro nucleótidos no eran iguales. Chargaff
encuentra que la composición de nucleótidos del ADN cambia de modo
complejo dependiendo de la fuente del ADN y que por lo tanto no era un
simple polímero, pero que, con independencia de la complejidad que
pueda
tener la molécula de ADN, siempre la cantidad de adenina es igual a la
de timina, y que la cantidad de guanina es siempre igual a la de
citocina.
Unos pocos años después la química británica Rosalind Franklin lleva a
cabo experimentos de difracción en el ADN con rayos X,
y el patrón de difracción que ella obtiene sugiere que la molécula de
ADN tiene la forma de una hélice o sacacorchos con un diámetro de unos
2 nm y una vuelta completa de la hélice cada 3.4 nm. Conociendo los
resultados de Rosalind, los investigadores James Watson y Francis
Crick de la Universidad de Cambridge proponen un modelo de la
estructura probable del ADN que ahora sabemos era sustancialmente
correcta.
La molécula de ADN no está formada solamente por una larga cadena de
nucleótidos enlazados, en su lugar, presenta dos largas cadenas
geométricamente paralelas una frente a la otra. El "esqueleto" de ambas
cadenas está hecho de azúcares y fosfatos que se repiten, unidos por
enlaces fosfodiéster y esos dos cordones se arrollan alrededor de un
eje común para formar una hélice que podía compararse con una escalera
de caracol cuyas barandas son los cordones azúcar-fosfato.
Para justificar la vía por la que ambos cordones se mantiene juntos
Watson y Crick propusieron que las bases pueden formar entre sí puentes de hidrógeno en
una forma particular que genera "dúos"
específicos de bases. La propuesta establece que la adenina puede
formar dos puentes de hidrógeno con la timina, mientras que la guanina
puede formar tres puentes de hidrógeno con la citocina. De esta forma,
siempre se producirán dúos adenina-timina (A−T) y dúos guanina-citocina
(G−C).
En
resumen la estructura de la molécula de ADN consta de dos cordones
fosfodiéster complementarios los que forman una hélice sobre un eje
común. Esos cordones son antiparalelos con las bases extendidas hacia
el interior de la hélice. Las bases de cada cordón forman
dúos complementarios entre unas y otras y mantienen unidos ambos
cordones. Todo este universo de enlaces fosfodiéster y múltiples
puentes de hidrógeno le proporcionan a la molécula de ADN una gran
estabilidad.
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