miércoles, 3 de octubre de 2018

 
Científicos españoles

Leonardo Torres Quevedo

Quevedo estudió el bachillerato en Bilbao y luego viajó a París, matriculado en el colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana.
Una oportuna herencia permitió a Quevedo pasar por las aulas de la Escuela Oficial del Cuerpo de Ingenieros de Caminos.
Diseñó un modelo muy perfeccionado de funicular, y posteriormente demostró un pionero conocimiento de lo que habrían de ser las máquinas calculadoras.
Al poco tiempo, inventó un dirigible mucho más versátil que el diseñado por Zeppelin. Lamentablemente, las empresas españolas no hicieron caso a este avance y la patente fue vendida en Francia.



Otra de las geniales aportaciones de Quevedo fue el Telekine o mecanismo de radiodirección a distancia.
fue presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Dos años después, elaboró un autómata capaz de jugar al ajedrez. Para concretar este sorprendente proyecto, nuestro inventor desarrolló conceptos pioneros en el campo de la cibernética y la computación. Llevó a la imprenta sus Ensayos sobre automática e incluso construyó una máquina calculadora, el aritmómetro electromecánico, que podemos considerar la primera computadora con memoria.



Margarita Salas 

Es una de las mayores impulsoras de la investigación en bioquímica y biología molecular de nuestro país.

 Salas dedicó su carrera investigadora a la bioquímica, es decir, a entender las reacciones químicas que se producen dentro de las células, y dentro de su especialidad logró crear una de las patentes españolas más rentables hasta la fecha: la ADN polimerasa, una proteína que interviene en cómo las células replican su ADN, esencial en el posterior desarrollo de la genética, la ingeniería genética y la biomedicina.

Llevó a cabo su trabajo en una época en la que la investigación científica apenas existía en España, y desde luego no era una puerta acogedoramente abierta para una mujer.



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